This is the way the world ends. Not with a Wimper, with a Bang.
Kelly peca de hiper-ambición. Pues, digamos, que Southland Tales es el intento de una revolucionaria obra de ciencia ficción, de un épica historia en el umbral del apocalipsis. Richard Kelly, hinchado por la crítica de su ópera prima, intentó idear la perfección( o algo adelantado a su tiempo) y acabó saliéndole un cúmulo de todo y de nada: No es del todo una historia de amor en el apocalipsis, tampoco acaba siendo una reflexión sobre el poder de los medios, sobre todo de internet, en un futuro próximo a lo que imaginó Orwell en 1984, y que llega a ser una interesante visión del poder que ejercerá sobre nosotros y de cómo lo utilizaran los gobiernos, ni tampoco la crónica de una sociedad de neo-marxistas en busca de la conquista del mundo y el fin del capitalismo. En efecto: La propia idea de Southland Tales, su propia ambición, es superior al propio Kelly que, con 31 años ha fracasado en el intento de su primera revolución. Pero no todo es desastre en Southland Tales, lo bueno de toda ella es que, con su mezcla de ideas locas y algo de lucidez, acaba saliendo un film divertidísimo con un 'The Rock' espectacular y antiheroico, es la historia de la anti-épica apocalíptica de una estrella del cine metida, sin ton ni son, en un intrincada lucha política/social. Y otra de las virtudes de Southland Tales es la capacidad de distribuir la-poca-información y las distintas tramas unidas, por ello es una divertida obra maestra fallida y una muestra interesante de ciencia ficción que conforme llega al final delira hasta extremos.Esperemos que dentro de muchos años, cuando Kelly ya sea confirmado como una figura, retome su Southland Tales y la convierta en lo que pretendió en nuestros tiempos. Quién sabe, quizás pueda viajar en el tiempo.