sábado, 3 de mayo de 2008

El Elegido




  1. Pasa con Mark Millar en The Ultimates, con John Cheever, o en multitud de relatos, pero en Chosen, del propio Mark Millar, la condición moral en la que el lector se encuentra es más importante que nunca: Asistimos a un largo flashback, a la crónica de un momento épico en pequeño lugar, y nos sentimos identificados con su protagonista hasta el hecho de acompañarle en su viaje hacia la confirmación absoluta de que es el hijo de Dios.


  2. En The Ultimates, o más marcado en Civil War, Millar obligaba a ser partidario de unos o de otros, lo peor de todo es que ser partidario de uno o de otro venía, al fin y al cabo, a ser lo mismo pero de distinto modo: Elegir al Capitán América o a Iron Man, nos llevaba al mismo paradero de violencia. En 'The Ultimates' el lector acababa apoyando ciegamente las actitudes destroyers de Iron Man, Capitán América o Nick Fury, y nos posicionábamos, como buenos escépticos, en contra de Thor. En 'El Ladrón de Shady Hill', Cheever narraba en primera persona, no la crónica de un pequeño robo, sino la crónica de una conciencia moral decaída, del proceso de autodestrucción de los remordimientos, y al ser contado en primera persona no sabíamos que el narrador/protagonista se había estado comportando como un auténtico imbécil desde que cometió aquel robo. El lector había estado, como se describe en el propio relato "Si hay una persona la cual detesto es el sentimental de poco seso, todas esas personas melancólicas que, por exceso de simpatía hacia otros, pierden el sentimiento intento de su propia esencia y merodean por la vida sin identidad(...) La humanidad desvalidad parece hollar las almas irrealizadas de esta gente." compadeciéndonos de él, entendiendo su caso.


  3. En El Elegido Mark Millar nos lleva hasta el paroxismo de todo lo dicho, hasta la máxima de las máximas: Acabamos de asistir al nacimiento del anticristo, es decir, la contraposición moral de TODO, En un sutil pero duro giro final nos damos cuenta de la gran mentira; nosotros también hemos sido el adolescente engañado que ha estado en la posición moral equivocada durante todas las viñetas. Al final, acepta su, probablemente, inexorable destino, pero termina diciendo que, al fin y al cabo, no es tan distinto del hijo de Dios. Hemos vivido una gran aventura, pero el gusto final es agrio. Y como en el relato de Cheever o como en 'The Ultimates'/Civil War, el/los protagonistas creían haber estado en la posición correcta.

4 comentarios:

El Miope Muñoz dijo...

JAAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA. Millar y Cheeeeeever. Todo es posible.

Salanova dijo...

Me añado a mi mismo que estar en el punto de vista del psicótico, del malo...o similar es una de las, parece, cualidades postmodernas(¡He utilizado el PALABRO! ¡que no sea en VANO!)por excelencia.

El Miope Muñoz dijo...

Oiga. Sí. Sí. Además Cheever y millar saben que la base de toda reflexión moral no está tanto en el engaño (eh, resulta que era malo como hacen ciertas ficciones bobas) sino que comprometen siempre al lector. Siempre. Rob Zombie hizo lo mismo en The Devil's Rejects. Bueno, lo aplaudo.

Salanova dijo...

Rob es Dios.